Deja de limpiar una mujer, estoy cachondo
0Deja de limpiar una mujer, estoy cachondo
La impresionante rubia estaba ocupada ordenando la casa, vestida con pantalones cortos apretados y una parte superior corta coquetea. Su hombre yacía acostado en el sofá, su polla endureciéndose cada minuto mientras miraba doblarse y girar, revelando destellos de sus abdominales tonificados y su culo perfecto. Al ver su emoción, la niña rubia se le acercó y plantó sus pies a cada lado de su torso. Ella sonrió con picardía cuando comenzó a masajear su eje con los dedos de sus pies, sus uñas pintadas viajando a su longitud. Sus gemidos de placer lo incitaron, y pronto se quitó la blusa, exponiendo sus tetas perfectas del tamaño de un puñado. El bebé se inclinó hacia adelante, mirando su escote mientras envolvía sus labios alrededor de su polla, llevándola profundamente a su garganta. Su boca se sentía divina, pero fue su coño lo que realmente anhelaba. Lo sentó en su regazo, colocándolo para que su coño cubierto de pantalones cortos estuviera centímetros de su rostro. Ella se apretó contra él, su humedad empapó la tela fina. Impaciente, se levantó y se quitó los pantalones cortos, exponiendo su coño cuidadosamente recortado. La niña desnuda volvió a su regazo, saliendo sobre su polla y montándola con fuerza. Su charla sucia llenó la habitación, sus palabras sucias lo volvieron loco. Se reclinó hacia atrás, inclinándose con las manos sobre las rodillas mientras saltaba hacia arriba y hacia abajo sobre su polla. Tenía bolas muy hinchadas. Tenía que haber un galón de semen en ellos. Sus gemidos se hicieron más fuertes, su coño fue apretado a su alrededor mientras alcanzaba su punto máximo. Pero ella aún no había terminado. La niña se dio la vuelta, con la espalda, y se quitó la polla una vez más. Ella se agachó y frotó el clítoris mientras la follaba detrás. Sus manos agarraron sus caderas, empujándola hacia su polla mientras gritaba de placer. Había corrido tanto que su semen escapó de su coño.